La Reserva Federal se reunió el 21 y 22 de marzo para discutir sus perspectivas económicas y de inflación y lo que significa para la política monetaria. Sobre la base de sus discusiones, la Fed anunció un aumento del 0,25% en las tasas a un día, lo que eleva el nuevo rango a 4,75-5%.
Esta es la tasa de fondos federales más alta desde 2007, y es el último movimiento en un ciclo de aumento de tasas muy agudo que comenzó hace un año.
Mientras tanto, los primeros datos sobre el crecimiento en el primer trimestre parecen positivos, entre 2% y 3%. El mercado laboral sigue siendo fuerte, con la última lectura sobre el desempleo general en 3.60%. Sin embargo, la inflación, aunque se enfría año tras año, sigue estando muy por encima de la tasa objetivo del 2% de la Fed.
Al observar estos factores, no sorprende que la Fed haya subido las tasas. Pero los recientes temblores en el sector financiero, tanto a nivel nacional como mundial, plantean dudas legítimas sobre la capacidad de la Reserva Federal para continuar combatiendo la inflación con una política monetaria más estricta y, al mismo tiempo, proporcionar liquidez a corto plazo al sector bancario.
Una forma de ver esta diferencia es mirar los pronósticos de la Reserva Federal sobre las tasas de interés futuras, anotadas como los puntos verdes en el gráfico, y el pronóstico de tasas del mercado. Analizamos un par de pronósticos del mercado: los puntos amarillos son el pronóstico de los Fondos Federales, y los puntos rojos son el mercado de "swap de índice a un día" (OIS). Ambos están por debajo del pronóstico de la Fed para los próximos meses, lo que indica que el mercado está descontando tasas de interés más bajas antes de lo que pronostica la Fed.
Las tasas más bajas son mejores para los prestatarios, pero esto también podría ser un pronóstico del mercado para un crecimiento económico mucho más lento. Necesitamos que la inflación disminuya, pero un rápido descenso de una economía mucho más débil no sería un buen resultado.